domingo, 10 de junio de 2012

Sobre folklore y las participaciones de Bolivia en Viña del Mar

El Festival de Viña del Mar, que desde Chile captura la atención continental, durante dos semanas, casi siempre en febrero, en los últimos años no ha dado satisfacciones a Bolivia. Los representantes nacionales, la mayoría mujeres, han sido descalificados.

Siendo sinceros, las artistas nacionales enviadas a ese Festival no han sido sobresalientes, por lo menos en los últimos dos años. El año 2010, sí se logró destacar con la participación del sexteto Qolque Tikas (Flores de plata), pero pese a su brillante interpretación de canto y ejecución de instrumentos, quedó descalificado.

En esa ocasión, tal vez primó algunos sentimientos adversos en el jurado y en el público chileno que optó por eliminar y hasta abuchear a la representación boliviana que tenía todo el talento para competir y ganar en ese Festival. Los dos años siguientes, las delegadas de Bolivia en la categoría de música folkórica, simplemente fueron tragadas por el denominado “Monstruo” -el escenario y el público- de Viña dejando un sabor amargo en nuestro país.

Este Festival que se desarrolla dividido en dos partes, primero, el desfile de grandes estrellas mundiales de la música y después el concurso de delegaciones de países, se ha convertido en 53 años en uno de los escenarios más influyentes del mundo para la música internacional y folkórica. Bolivia no ha aprovechado bien este espacio para promocionar y difundir la música nacional.

Como país, tenemos una gran riqueza folklórica y de eso siempre expresamos orgullo, pero los gobiernos ni las organizaciones de música han desarrollado políticas serias para posicionar nuestra identidad artística. Para el caso de Viña, los bolivianos no sabemos con claridad cómo se eligen a “nuestros” representantes y por lo general nos llevamos sorpresas y decepciones con los elegidos, cuando estamos ya sentados frente a la pantalla de televisión, viendo el certamen.

Es urgente que las instancias correspondientes comiencen a promocionar a los artistas bolivianos y hacer visibles los talentos que puedan representar al país en concursos y festivales internacionales. Así se podrá alcanzar mejores resultados, que despierten un sentimiento nacional positivo.

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